viernes, noviembre 16, 2007

Para quienes se estremecen, para quienes sienten escalofríos, para los que, como yo, huelen todos los mares a través, incluso, del silencio.

2 comentarios:

bl dijo...

La luz, las luces, infinidad de recuerdos que destellan bajo nuestros párpados cuando cerramos los ojos y los recuerdos se nos agolpan contra ellos. Mil matices cromáticos que empequeñecen la más augusta de las auroras boreales, al más osado de los atardeceres otoñales crepitantes de hojas postreras de vida bajo nuestros pies. Aromas indefinibles a tierra mojada arremolinada por la brisa vespertina, mientras los haces solares se reunen en un punto sobre la cima recortada de cualquier montaña siempre lejana y azul. Mira por dónde la pintura cenital incisivamente áurea de Sorolla evoca recuerdos en un mar interior remansado por la tranquilidad y conivencia casi monacales entre el ordenador y yo mismo, unidos imperceptiblemente por el leve contacto acompasado de mis yemas sobre el teclado.
C'est l'automne! Disfrutadlo, pues el verano ya asoma sus hocicos vaporosos por la inexcrutable vía del calendario.

Aragón dijo...

El mar es poesía, como sugiere la imagen y demuestran las palabras, pero yo prefiero la montaña.