Realizamos todos sus sueños. Hasta 18.000 euros.
¿Cómo?????, ¿perdón?, ¿es a mí?. Reviso mi correo electrónico, no vaya a ser que el remitente se haya, qué rabia, equivocado. Pero no, está claro, es a mí, es mi dirección , soy yo, yo la agraciada. Jamás de los jamases había tenido un regalo de semejante magnitud. ¿Me lo merezco?; no sé qué decir, mejor no me pregunto nada y me quedo con el premio. Pero no, no es un premio, no es que yo haya ganado esto por una prueba, por un examen, por algo. No, esto es más simple y claro: Realizamos todos sus sueños; hasta 18.000 euros. Esto, pues, es un regalo. Muy bien. Me quedo con el encabezamiento. Ya leeré luego todo el contenido. Ahora, lo que me interesa es pensar es en mis sueños .
¿Cuáles son mis sueños?.
De la línea anterior a ésta han pasado muchos minutos, yo diría que incluso horas. Y no es porque me haya levantado y haya ido a tender la ropa, que sí, o porque haya tenido que preparar unas clases, que tambíen, pero lo he hecho con el runrún en la cabeza que te da un pensamiento del que no puedes desprenderte. Mis sueños, ¿pero es que yo los tengo? y, si los tengo, ¿quién osa ponerles precio?.
Por si acaso, ya que he sido la elegida (o una de las elegidas, porque ya sería el colmo de la suerte que sólo me hubiera correspondido a mí), voy a pensar en ello: no sé si es mejor que sea un sueño grande o muchos pequeños; y, si hay comisiones por medio que se te llevan una parte, he de deducir que no son los dieciocho mil, así es que dejaré los menos importantes para el final, no vaya a ser que me deprima por no haber recibido alguno.
Por otra parte, ¿y si después me arrepiento de pedir que se realice un sueño y no otro (partiendo de la premisa de que los tenga, claro, que también podría ser que no, para gustos los colores)?... Menudo problema, toda la vida con remordimientos por este asunto. ¿ Por qué no eligiría éste y no aquel absurdo?.
Y también está la cuestión de la dignidad. Porque... si aparezco en la oficina bancaria (que es de allí de donde yo he recibido semejante regalo) y expongo los posibles sueños, quizás a la persona que está sentada al otro lado de la mesa le parezcan demasiado libianos, o libidinosos, ah, o ruines o arrogantes, y nos enzarcemos en una pelazga (disputa, pelea) para dilucidar lo que es un sueño correcto para cada uno de nosotros.
Así es que , no sé, estoy pensando en dejar pasar esta posibilidad de tener unos dineros extras y no mirar ni el adjunto que desarrolla los pormenores del regalo en cuestión, sobre todo porque, como decía Calderón en boca de Segismundo: "...los sueños, sueños son". Y no quiero pensar que se equivocara, por muy exagerado que alguna vez se manifestara, que para eso fue uno de nuestros ilustres poetas y dramaturgos del Siglo de Oro. Y eso es decir mucho.
3 comentarios:
Pero bueno..¡Qué imaginación!Escribir todos los días algo nuevo me parece alucinante.
Tus ires y venires acerca de los sueños me ha recordado un cuento. Este que dice que un matrimonio estaba quejendoseja acerca de su mala suerte delante del hogar. En esto que aparece un hada dispuesta a hacer realidad tres sueños.
-Una salchicha! pide la mujer.
-Tu eres idiota, mira que malgastar un sueño pidiendo una salchicha. ¡Ojala que se te quede pegada en la nariz!
y asi fue, la salchicha se quedó pegada en la nariz de la mujer.
Total que tuvieron que gastar su último deseo en quedarse como estaban.
jajaja
Imaginación, sí. A otros les da para mucho más. C´est la vie!.
Je, je, je. Y eso que los chistes es mejor escucharlos. Ni punto de comparación.
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