(Estas líneas las escribí ayer, día 21 de noviembre, después de visitar la página web Ensemble XXI. La informática no dejó que yo pudiera enviar el texto que a continuación transcribo. Por eso lo coloco aquí, especialmente para los profesores que, como José Antonio Chic, Fran Balsera y otros, envuelven el alma de los demás.
"No me conocéis, no pertenezco a Ensemble XXI, no toco la guitarra.
Sí conozco el conservatorio profesional de música de Monzón. Mis dos hijas estudian piano allí.
Hoy, casualmente, alguien me ha hablado de la página de esta formación orquestal. He entrado, sabiendo que habría cosas buenas aquí. Y eso ha sucedido.
Y, quizás no lo creáis, es posible, pero la sensación que ahora tengo en lo más profundo de mi ser es de emoción, de tanta emoción que mis lágrimas caen por las mejillas.
Yo fui estudiante, como vosotros, conocí profesores estupendos y otros no tanto, pero de todos aprendí. Siempre se aprende, creedme. De la misma manera que en la vida uno va encontrando seres que te embriagan, que te cobijan. Y sé que José Antonio Chic es uno de ellos.
Recuerdo a Fran Balsera, cómo no recordarlo, y su compromiso con la música y con las emociones, con esa parte que educa el alma más allá de lo escrito en el pentagrama.
Con todos los respetos hacia el profesorado de cualquier materia, yo también pertenezco a ese ámbito, sé de lo importante, imprescindible, del cuidado de los sentimientos. Y eso, por encima de todo, se trasluce en la vida y profesión de José Antonio Chic.
Sí conozco el conservatorio profesional de música de Monzón. Mis dos hijas estudian piano allí.
Hoy, casualmente, alguien me ha hablado de la página de esta formación orquestal. He entrado, sabiendo que habría cosas buenas aquí. Y eso ha sucedido.
Y, quizás no lo creáis, es posible, pero la sensación que ahora tengo en lo más profundo de mi ser es de emoción, de tanta emoción que mis lágrimas caen por las mejillas.
Yo fui estudiante, como vosotros, conocí profesores estupendos y otros no tanto, pero de todos aprendí. Siempre se aprende, creedme. De la misma manera que en la vida uno va encontrando seres que te embriagan, que te cobijan. Y sé que José Antonio Chic es uno de ellos.
Recuerdo a Fran Balsera, cómo no recordarlo, y su compromiso con la música y con las emociones, con esa parte que educa el alma más allá de lo escrito en el pentagrama.
Con todos los respetos hacia el profesorado de cualquier materia, yo también pertenezco a ese ámbito, sé de lo importante, imprescindible, del cuidado de los sentimientos. Y eso, por encima de todo, se trasluce en la vida y profesión de José Antonio Chic.
Leer los comentarios que escriben los alumnos, palabras sinceras que todos quisiéramos escuchar alguna vez, amor verdadero entre personas unidas más allá de su afición musical.
Sinceramente pienso que tus alumnos, tal como demuestran en sus escritos, se han de sentir orgullosos de ti, y tú, profesor excelente y mejor persona, has de sentirte satisfecho de pasar por la vida dejando la huella que en muchas personas plasmas.
Os felicito por formar este grupo de gente que, por encima de la música, que ya es algo maravilloso, está unida por el amor y el alma.
Hasta siempre.
Sinceramente pienso que tus alumnos, tal como demuestran en sus escritos, se han de sentir orgullosos de ti, y tú, profesor excelente y mejor persona, has de sentirte satisfecho de pasar por la vida dejando la huella que en muchas personas plasmas.
Os felicito por formar este grupo de gente que, por encima de la música, que ya es algo maravilloso, está unida por el amor y el alma.
Hasta siempre.
María Jesús Lamora.
Repito: este escrito lo redacté ayer, víspera de Santa Cecilia. Desconozco quién o quiénes lo leerán. Por encima de ello, quede mi constancia y mi admiración por las personas que trasmiten tantas emociones en su quehacer diario.
Gracias.
2 comentarios:
El recuerdo y el cariño María Jesús es recíproco. Muchas gracias por tus palabras y acordarte de nosotros. Mi etapa en Monzón fue muy feliz. Allí viví mis primeras experiencias en un centro educativo (con todas las ilusiones que eso conlleva) y conocí a mis primeros alumnos. Recuerdo perfectamente a María, una niña bastante alta para su edad (le viene de familia), un poco flacucha y tímida (al principio) entrando por primera vez en la mini aula de la casa de Cultura. Recuerdo las primeras audiciones, aquellas experiencias de concursos y viajes tan gratificantes para todos (Gerona) o la clase de Rita Wagner en Alcalá de Henares. Algunos de mis colegas que presenciaron el curso todavía se acuerdan de esa experiencia y de lo bien que se lo pasaron allí. Recuerdo que "la princesa negra" sonaba estupendamente bien. Recuerdo los agobios de María los días previos a su prueba de acceso a Grado Medio. Recuerdo lo bien que se come por esos parajes y la hospitalidad de sus gentes.
Pero sobre todo, recuerdo haber conocido a gente estupenda, positiva, optimista, con gran sensibilidad y con las que pasé muy buenos momentos. Soy consciente de que tengo allí muy buenos amigos, y respecto a todos estos recuerdos (y otros que me llevarían a hablar durante horas) este último hace que me sienta completamente feliz.
Sé que lees este blog; gracias.
Sé que eres un excelente profesor; gracias también.
Y, sobre todo, sé que eres una gran persona.
Y eso, para nosotros, todos los que te recordamos en tu paso por el Conservatorio Profesional de Música de Monzón, es absolutamente embriagador.
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