No sé a santo de qué miro los escaparates, si lo que tendría que hacer sería mirar la báscula. Sí, esto último también lo hago, pero, para mi pena, se me olvida pronto, a la vista está.
A veces paso por una boutique, entiéndaseme, una tienda de ropa, situada junto a una rotonda. No me queda más remedio que verla, pues he de ceder el paso cuando conduzco y ella, toda bella y elegante, aparece frente a mí como una diosa.
Y, si voy andando, también imposible no toparse con semejante dulce al ir al conservatorio.
Ayer mismo, andando, vi a través del cristal una chaqueta que marcaba casi quinientos euros, una especie de americana corta de color beige, muy mona y carísima, no apta para bolsillos de funcionaria media, y eso que estaba de rebajas, junto a otros atuendos, vestidos, trajes de chaqueta o de pantalón, además de complementos que a las mujeres nos suelen gustar tanto: pañuelos de cuello, cinturones, etc. Sobre cuerpos de maniquí llamaban la atención, por lo menos a mí me ocurría.
Sobre cuerpos de maniquí, eh ahí la cuestión.
Porque, en aquel escaparate, destacando entre luces estratégicamente colocadas, sobre un fondo frío y con la artificiosidad de un cuerpo perfecto, aunque sin cabeza, eso era lo de menos, todo sentaba de maravilla, todo, los jerseys y las chaquetas y los pantalones y los cinturones. Todo, salvo el reflejo de mí misma en el cristal, junto a la maniquí, que abultaba el doble de aquella esbeltez.
Es así la cosa.
Continué mi rumbo, no sin antes encoger el flotador de mi cintura y recolocarme el abrigo.
A veces paso por una boutique, entiéndaseme, una tienda de ropa, situada junto a una rotonda. No me queda más remedio que verla, pues he de ceder el paso cuando conduzco y ella, toda bella y elegante, aparece frente a mí como una diosa.
Y, si voy andando, también imposible no toparse con semejante dulce al ir al conservatorio.
Ayer mismo, andando, vi a través del cristal una chaqueta que marcaba casi quinientos euros, una especie de americana corta de color beige, muy mona y carísima, no apta para bolsillos de funcionaria media, y eso que estaba de rebajas, junto a otros atuendos, vestidos, trajes de chaqueta o de pantalón, además de complementos que a las mujeres nos suelen gustar tanto: pañuelos de cuello, cinturones, etc. Sobre cuerpos de maniquí llamaban la atención, por lo menos a mí me ocurría.
Sobre cuerpos de maniquí, eh ahí la cuestión.
Porque, en aquel escaparate, destacando entre luces estratégicamente colocadas, sobre un fondo frío y con la artificiosidad de un cuerpo perfecto, aunque sin cabeza, eso era lo de menos, todo sentaba de maravilla, todo, los jerseys y las chaquetas y los pantalones y los cinturones. Todo, salvo el reflejo de mí misma en el cristal, junto a la maniquí, que abultaba el doble de aquella esbeltez.
Es así la cosa.
Continué mi rumbo, no sin antes encoger el flotador de mi cintura y recolocarme el abrigo.
5 comentarios:
Estás muy bien con la ropa que llevas a diario. Vamos, que eres una mujer coqueta y elegante.
Bajo mi punto de vista, no es para tanto lo del michelín. Para que veas te voy a contar una historia estupenda.
Recuerdo una vez que yo estaba haciendo dieta y en clase me dedicaba a beber toda el agua que mi cuerpo toleraba. Entonces, Salimata, una alumna de Costa de Marfil, me preguntó si quería adelgazar, y yo le contesté que esa era mi intención porque no me cabían los pantalones de esquí. Salimata se puso seria y me dijo: -¡Pero señorita, tú tienes que aceptarte tal y como eres!.
Me dejó muerta.
No puedo callar, de verdad ¿cómo puedes decir:"... Todo, salvo el reflejo de mí misma en el cristal,".
Creo que tu no ves bien; eres más que guapa, eres hermosa, alta , elegante y coqueta como dice anónonimo. ¿a qué fin sino, te iba a ofrecer la vida ese beso estremecido? ¿eh?
El verte mal, ¿no sérá un truco del cristal del escaparate para bajar la autoestima e inducirte a comprar?
¿Por qué no recordamos las mujeres que la belleza no viene en formas predeterminadas como nos quieren hacer creer la industria de la imagen?
Querida Maria,
Tus palabras de animo son impagables y me estimulan a seguir
adelante, te las agradezco
de corazón.
Y si además me mandaras un donativo
economico para la Fundación que
presido, me ocuparia personalmente de que estuvieras en un lugar
privilegiado en el Libro de Honor.
La chaqueta de 500€ no es nada
comparado con lo que vales tu.
Víctor M. Ganso.
Te vi una vez y me enamoraste. No soy un hombre y estás casada, pero si lo hubiera sido y estuvieras libre te hubiera "tirado los tejos", seguro. ¿Qué es eso de los michelines?.¡No los recuerdo! Al contrario, te recuerdo tan alta, tan elegante, con clase, con porte,con un tipazo impresionante. Pero lo más importante de todo no es eso, no. Y lo sabes. Lo importante está en algún lugar que no es físico ni está localizado: el alma. ¡Tienes el alma generosa, viva y vivaz!. ¡Déjate de estupideces infravalorantes, mírate en el escaparate y recuerda que eres única!. (Y no justifiques que no puedes comprar esa maravillosa chaqueta de 500 euros con una escusa que te hace daño a tí misma). Por cierto, hay chaquetas también muy majetas por 25 y 50 euros en las rebajas, que no tendrán la calidad y la marca de la de 500, pero llevadas con tu elegancia y tu tipazo seguro que te sientan "chapeau". (Después de leer y escribir esto creo que voy a insertar en mi blog un "artículo" de rebajas, je,je)
Escribir la entrada sobre la maniquí no significa que yo me sienta mal.
Porque me encuentro divina de la muerte, je, je, a pesar de todo.
Fue una chispa ante el escaparate, nada más.
Besos miles.
Publicar un comentario