Los alemanes suelen dejar en sus platos restos de cena hasta pasar la medianoche, como símbolo de alimento durante el año entrante.
En Dinamarca se tiran platos viejos a la entrada de las casas de los amigos.
En Escocia, dicen que la primera persona que entra en tu casa el día de Año Nuevo determinará la suerte de los tuyos. Para que sea buena ha de entrar un hombre moreno y, a ser posible, guapo.
En Francia hay que besarse y abrazarse bajo una rama de muérdago. Así se augura fortuna.
En Inglaterra la gente entralaza sus brazos y canta una canción antigua.
En Italia se cena lentejas.
Al abuelo del hielo le recitan poemas los niños rusos para que les traiga chucherías y bailan alrededor del árbol navideño.
En muchos lugares del mundo se despide el año con fuegos artificiales. En otros, como en Brasil, se viste de blanco y se va al mar a saltar las siete olas para atraer la buena suerte.
En Colombia hay que estar la medianoche de pie, dar un portazo cuando suenan las campanadas y besar a alguien del sexo opuesto.
En México los hay que barren su casa esa noche, para tener suerte limpia durante todo el año siguiente.
En Venezuela se escriben deseos en una carta y en enero se queman para que nadie pueda leerlos.
En Japón se tañen las campanas de los templos ciento ocho veces para liberar del mal el periodo que empieza. Además, hay que empezar riendo porque trae buena suerte.
En Australia es costumbre empezar el año con ruido, silbidos, cláxones de coche, palmadas, etc.
En Dinamarca se tiran platos viejos a la entrada de las casas de los amigos.
En Escocia, dicen que la primera persona que entra en tu casa el día de Año Nuevo determinará la suerte de los tuyos. Para que sea buena ha de entrar un hombre moreno y, a ser posible, guapo.
En Francia hay que besarse y abrazarse bajo una rama de muérdago. Así se augura fortuna.
En Inglaterra la gente entralaza sus brazos y canta una canción antigua.
En Italia se cena lentejas.
Al abuelo del hielo le recitan poemas los niños rusos para que les traiga chucherías y bailan alrededor del árbol navideño.
En muchos lugares del mundo se despide el año con fuegos artificiales. En otros, como en Brasil, se viste de blanco y se va al mar a saltar las siete olas para atraer la buena suerte.
En Colombia hay que estar la medianoche de pie, dar un portazo cuando suenan las campanadas y besar a alguien del sexo opuesto.
En México los hay que barren su casa esa noche, para tener suerte limpia durante todo el año siguiente.
En Venezuela se escriben deseos en una carta y en enero se queman para que nadie pueda leerlos.
En Japón se tañen las campanas de los templos ciento ocho veces para liberar del mal el periodo que empieza. Además, hay que empezar riendo porque trae buena suerte.
En Australia es costumbre empezar el año con ruido, silbidos, cláxones de coche, palmadas, etc.
En algunos lugares de Suráfrica se visten las gentes de carnaval. Se disfrazan y salen a la calle a bailar a ritmo de tambores.
En Estados Unidos, la bajada de la bola de cristal desde un edificio emblemático de Nueva York marca el inicio de las luces, los artificios y los confetis.
En cualquier parte se baila y se hacen estallar fuegos artificiales para alejar el mal.
En España también tenemos costumbres:
La uvas son una tradición de nuestro país que arranca en 1910, tras una cosecha tan abundante que permitió regalarlas en todo el país.
Hay que comerlas bien, con cuidado, pues cada una representa un mes, a las doce de la noche.
Para que la suerte anide en las casas, se ha de recibir el año con todas las luces encendidas y las ventanas abiertas.
Si se coloca una herradura en la puerta de casa, ha de ser comprada, no regalada, para atraer la buena suerte.
Se ha de llevar algo de oro.
Lo mejor es vestir con ropa blanca, aunque dicen los italianos que se ha de llevar roja la interior.
Tras el brindis, hay que colocar un anillo de oro en la copa para augurar prosperidad.
Se evitará que haya trece comensales.
Las velas que se enciendan han de ser en número impar, no trece.
En cualquier parte se baila y se hacen estallar fuegos artificiales para alejar el mal.
En España también tenemos costumbres:
La uvas son una tradición de nuestro país que arranca en 1910, tras una cosecha tan abundante que permitió regalarlas en todo el país.
Hay que comerlas bien, con cuidado, pues cada una representa un mes, a las doce de la noche.
Para que la suerte anide en las casas, se ha de recibir el año con todas las luces encendidas y las ventanas abiertas.
Si se coloca una herradura en la puerta de casa, ha de ser comprada, no regalada, para atraer la buena suerte.
Se ha de llevar algo de oro.
Lo mejor es vestir con ropa blanca, aunque dicen los italianos que se ha de llevar roja la interior.
Tras el brindis, hay que colocar un anillo de oro en la copa para augurar prosperidad.
Se evitará que haya trece comensales.
Las velas que se enciendan han de ser en número impar, no trece.
También se dice que se ha de encender una vela y hay que dejarla hasta que se consuma completamente, aunque tarde varios días.
Se coloca un billete de dinero en el zapato del pie derecho y se empieza el año con ese pie en el suelo y el otro en el aire. Augura prosperidad.
Se coloca algo rojo y algo dorado en la casa.
No se dobla la servilleta al terminar la cena, o se estropea la relación existente entre los invitados.
Se lanza una moneda por la ventana, justo después de dar las doce, para atraer la buena suerte.
Es costumbre desayunar chocolate con churros al día siguiente, para empezar el año con energía.
No se dobla la servilleta al terminar la cena, o se estropea la relación existente entre los invitados.
Se lanza una moneda por la ventana, justo después de dar las doce, para atraer la buena suerte.
Es costumbre desayunar chocolate con churros al día siguiente, para empezar el año con energía.
¿Hay quién da más?.
Sea como fuere, hagas lo que hicieres, sonríe.
Y que corra el cava.
Feliz noche.
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